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Horacio Vanegas dejó un vacío en los estudios del dolor

Foto cortesía de Héctor Arrechedera

El  27 de enero  falleció en Caracas Horacio Vanegas Fishbach, investigador en el área de la neurofisiología. Médico cirujano de  la Universidad Central de Venezuela (UCV) y doctor de la Universidad de Yale, este científico se destacó por su carrera de investigación y de docencia.  En el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) dirigió el laboratorio de Neurofisiología y en la Facultad de Medicina de la UCV se desempeñó como profesor en la cátedra de Fisiología, recibiendo el rango de Emérito deambas instituciones.

Vanegas estudió  los circuitos neuronales del cerebro encargados de regular la intensidad del dolor producido por daño en los tejidos, que es precisamente el tipo de dolor más importante en medicina clínica. También realizó análisis de los mecanismos que permiten que las neuronas nociceptivas de la médula espinal se vuelvan hiperexcitables, lo cual exagera el dolor y amplía la zona dolorosa hasta englobar regiones no dañadas. Estos estudios demostraron la contribución central  de los analgésicos, opiáceos y no-opiáceos. Es decir, su efecto sobre el sistema descendente de control, áreas en las que publicó más de un centenar de artículos.

Fue director del Centro Latinoamericano de Ciencias Biológicas de la UNESCO  y director-presidente del IVIC (1988-1992). Simultáneamente se desempeñó como miembro principal del Directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit, hasta 1994), vicepresidentedel Comité Ejecutivo del Consejo Superior de la Universidad Iberoamericana de Postgrado (Salamanca, hasta 1993) y gobernador fundador por Venezuela del International Centre for Genetic Engineering and Biotechnology (ICGEB, Trieste, hasta 1996).

Fue miembro de la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL), y de la Academia Nacional de Medicina (ANM) de Venezuela donde ocupó el Sillón XI.

Horacio Vanegas deja un vacío en Venezuela en el área de estudios del dolor, pero también en otras áreas alejadas de la ciencia, donde, por ejemplo, se desempeñó en dos oportunidades como presidente de la Fundación Humboldt en Caracas. Amante de la música fue poseedor de una bella y afinada voz para el canto, especialmente los boleros que entonaba con gran pasión.

 

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